viernes, 28 de agosto de 2009

Integración neuroinmune en la actividad cerebral: Modelo de comunicación psicoinmunológico II


Dr. Jorge Santiago


Continuamos con una nueva forma de ver la relación psicoinmunológica donde las conductas psicosociales van directa e intimamente ligadas a las conductas celulares inmunológicas, las cuales resultan ser conductas citosociales y citoculturales (Martinez y Santiago, 2001)


El estilo afectivo de evitación está asociado a una disminución de la actividad citotóxica de las células NK ("evitación inmunológica") la consecuencia es disminución de la capacidad de enfrentarse a las células tumorales.


Solomon y Naliboff (1995), han encontrado que aumentar la asertividad se relaciona a una mayor actividad de las células especializadas en destruir tumores, las Natural Killer (NK).


Se pùede interpretar que una conducta psicosocial como la asertividad se corresponde inmunológicamente a un tipo de "asertividad inmunológica" donde la célula del confrontar, la NK (CD56) aumenta su actividad).


Es decir que una conducta psicológica activa una conducta inmunológica similar en su propio contexto.


En el estudio de la asertividad casi no se encontró variación de la actividad CD4.


En el estudio no se encontró relación de la NK con la ansiedad.


Otros trabajos previos han encontrado que la célula inmune mas sensible a la ansiedad es la CD4, se han realizado varios estudios al respecto en pacientes infectados con VIH.


Esto nos lleva a pensar que las poblaciones inmunológicas son sensibles a distintos estados y conductas psicológicas.


Las implicancias resultan ser importantes para una terapia psicoinmunológica, por ejemplo en base a estas investigaciones trabajar en asertividad y habilidades sociales sería mas eficaz terapeuticamente en un paciente con cáncer, mientras que trabajar con la ansiedad lo sería en un paciente infectado con VIH, y así se pueden encontrar otras relaciones.


Esto puede ser explicado debido a la existencia de la comunicación neuroinmune y al procesamiento cerebral en paralelo e integrada de la actividad psíquica e inmunológica.


Es probable que las regiones cerebrales que interpretan situaciones sociales, adjudican tintes emocionales y llevan a cabo conductas estén implicadas en el procesamiento y expresión inmunológica análoga a lo psicosocial.


En una reciente revisión de Wrona (2006), se muestra la localización específica de las áreas cerebrales y su relación con la inmunidad, prácticamente todas las áreas cerebrales están implicadas en la regulación inmunológica pero diferencialmente según los tipos celulares.


En el mismo artículo se muestra que la estimulación de la corteza parietotemporooccipital izquierda en ratas produjo aumento de los linfocitos T pero no de las NK y linfocitos B, esto indica activación de los CD4. En otros trabajos muestran que la lesión de corteza prefrontal izquierda produce disminución de las NK.


Relacionando estos hallazgos con lo que conocemos de la asertividad y su relación con el cerebro sabemos que la corteza prefrontal dirige las conductas asertivas.


Aquí está la relación psicoinmunológica integrada en el cerebro: Prefrontal regula inmunidad antitumoral y asertividad. El confrontar entonces, es una respuesta psicoinmune simultánea. paralela e integrada.


Lo que se conoce hasta hoy es que la lesión o estímulo de determinadas regiones del cerebro se relacionan con variaciones en la actividad de distintos tipos de inmunidad. Pero aún no existe un modelo y tampoco hay un mapa completo de las regiones cerebrales implicadas en la inmunidad.


Por la localización parietotemporooccipital relacionada a la CD4 podemos imaginar terapias que estimulen estas áreas que podrían activar las CD4, como la música, el dibujo, el lenguaje, la escritura, la visualización.


A través de estos hallazfos podría explicarse el porque la técnica de Pennebaker el escribir sobre los traumas como una autorevelación (disclosure of traumatic events) ha mejorado porcentajes de CD4.


Parece que las regiones cerebrales implicadas en el movimiento están mas relacionadas con la inmunidad celular y las implicadas con la sensibilidad lo están con la producción de anticuerpos.


Habrá que ver que nos traen los futuros hallazgos.



jueves, 27 de agosto de 2009

Integración neuroinmune en la actividad cerebral: Modelo de comunicación psicoinmunológico I

Dr. Jorge Santiago


Tanto el sistema inmune como el nervioso son sistemas cognitivos interactivos y ajustan su sensibilidad a las interacciones con el entorno, el cual al ser reconocido activa y desencadena procesos de acción que no estaban predeterminados sino que dependen de la interacción momento a momento que se produce con el (entorno) ajustando su respuesta a las variaciones de este.


Por esta razón ambos sistemas presentan una gran plasticidad o variabilidad de actuación que no está predeterminada genéticamente.


Ambos sistemas también tienen en común el poseer memoria de largo plazo.


Información inmunológica también se codifica como información neural


El cerebro recibe las señales del sistema inmunológico transmitidas principalmente a través del nervio vago.


En este proceso las señales inmunológicas son transducidas en señales neurales que se propagan como potenciales de acción por vía axonal y dendrítica transmiéndose neuronalmente a través de las sinapsis.


Estableciéndose en redes neuronales de activación y de memoria. La señal inmunológica queda codificada entonces, como información neurológica.


Las señales inmunológicas que llegan al cerebro le informan que tipo de antígeno se trata, su origen ( bacteriano, viral, injerto o transplante, e inclusive antígeno tumoral), así también le informa como se está desarrollando la respuesta inmune, su magnitud y duración.


El sistema nervioso integra esta información en redes neuronales en la corteza cerebral a nivel prefrontal, parieto-temporooccipital y límbica, la ínsula, giro cingulado, el hipocampo, la amígdala, el hipotálamo en sus distintos núcleos, el tronco cerebral, el cerebelo, cada una de estas localizaciones con diferente nivel de complejidad de procesamiento y selectividad para las diferentes poblaciones inmunológicas.


Las señales inmunológicas que son convertidas en señales neurales son señales de identidad biológica, nuestro Yo Biológico . El sistema inmune en un proceso continuo reconoce la identidad de cada una de nuestras células y reconoce cuando esta identidad se encuentra en presencia de una identidad no propia.


Si la señal inmune se encuentra codificada como señal neural en el cerebro podemos llegar a la conclusión que permanentemente el sistema inmune ha estado informando sobre nuestra “historia de eventos inmunológicos” al cerebro y esta información se encuentra codificada en redes neurales de memoria de largo plazo las cuales sirven para que el cerebro pueda confrontar los nuevos desafíos antigénicos con los antiguos y actuar en consecuencia con mayor velocidad y efectividad.


En un proceso continuo el sistema nervioso central recibe información de la inmunidad, la procesa y envía la respuesta al sistema inmune modulando su actividad.


Codificada en redes neuronales, la información inmunológica es integrada a los eventos de procesamiento psicológico que se producen en el cerebro, tanto en lo cognitivo, como en lo emocional y conductual.


En los procesos de pensamiento y de imaginación el cerebro dispone de la información inmunológica.


Cuando hablamos de identidad psíquica o de nuestro Yo Psíquico, al tener también un sustrato neurológico, se encuentra codificada en redes neuronales. Creencias, valores, identidad cultural y social, historia personal, toda esta información es procesada por el mismo tipo de vías neuronales que procesan información inmunológica.


Integración Psicoinmunológica


Llegado a este punto podemos entender que nuestro Yo Biológico (Lo propio biológico) y nuestro Yo Psíquico (Lo propio psíquico) se encuentran codificados en el mismo sistema de información en redes neuronales y que el cerebro se encarga de fusionar y de integrar esta información en una Unidad Psicobiológica o Unidad Mente-Cuerpo.


A partir de esta comprensión podremos explicar como los pensamientos y las emociones influyen en la inmunidad. Y como los eventos inmunológicos influyen en la cognición, conductas y emociones.


Podremos comprender como eventos procesados en nuestro cerebro tienen su correspondiente correlato inmunológico y esto es recíproco.