


Dedicado a la Psiconeuroinmunología y la Medicina Mente Cuerpo
Dr. Jorge Santiago
Continuamos con una nueva forma de ver la relación psicoinmunológica donde las conductas psicosociales van directa e intimamente ligadas a las conductas celulares inmunológicas, las cuales resultan ser conductas citosociales y citoculturales (Martinez y Santiago, 2001)
El estilo afectivo de evitación está asociado a una disminución de la actividad citotóxica de las células NK ("evitación inmunológica") la consecuencia es disminución de la capacidad de enfrentarse a las células tumorales.
Solomon y Naliboff (1995), han encontrado que aumentar la asertividad se relaciona a una mayor actividad de las células especializadas en destruir tumores, las Natural Killer (NK).
Se pùede interpretar que una conducta psicosocial como la asertividad se corresponde inmunológicamente a un tipo de "asertividad inmunológica" donde la célula del confrontar,
Es decir que una conducta psicológica activa una conducta inmunológica similar en su propio contexto.
En el estudio de la asertividad casi no se encontró variación de la actividad CD4.
En el estudio no se encontró relación de
Otros trabajos previos han encontrado que la célula inmune mas sensible a la ansiedad es
Esto nos lleva a pensar que las poblaciones inmunológicas son sensibles a distintos estados y conductas psicológicas.
Las implicancias resultan ser importantes para una terapia psicoinmunológica, por ejemplo en base a estas investigaciones trabajar en asertividad y habilidades sociales sería mas eficaz terapeuticamente en un paciente con cáncer, mientras que trabajar con la ansiedad lo sería en un paciente infectado con VIH, y así se pueden encontrar otras relaciones.
Esto puede ser explicado debido a la existencia de la comunicación neuroinmune y al procesamiento cerebral en paralelo e integrada de la actividad psíquica e inmunológica.
Es probable que las regiones cerebrales que interpretan situaciones sociales, adjudican tintes emocionales y llevan a cabo conductas estén implicadas en el procesamiento y expresión inmunológica análoga a lo psicosocial.
En el mismo artículo se muestra que la estimulación de la corteza parietotemporooccipital izquierda en ratas produjo aumento de los linfocitos T pero no de las NK y linfocitos B, esto indica activación de los CD4. En otros trabajos muestran que la lesión de corteza prefrontal izquierda produce disminución de las NK.
Relacionando estos hallazgos con lo que conocemos de la asertividad y su relación con el cerebro sabemos que la corteza prefrontal dirige las conductas asertivas.
Aquí está la relación psicoinmunológica integrada en el cerebro: Prefrontal regula inmunidad antitumoral y asertividad. El confrontar entonces, es una respuesta psicoinmune simultánea. paralela e integrada.
Lo que se conoce hasta hoy es que la lesión o estímulo de determinadas regiones del cerebro se relacionan con variaciones en la actividad de distintos tipos de inmunidad. Pero aún no existe un modelo y tampoco hay un mapa completo de las regiones cerebrales implicadas en la inmunidad.
A través de estos hallazfos podría explicarse el porque la técnica de Pennebaker el escribir sobre los traumas como una autorevelación (disclosure of traumatic events) ha mejorado porcentajes de CD4.
Parece que las regiones cerebrales implicadas en el movimiento están mas relacionadas con la inmunidad celular y las implicadas con la sensibilidad lo están con la producción de anticuerpos.
Habrá que ver que nos traen los futuros hallazgos.
Dr. Jorge Santiago
Tanto el sistema inmune como el nervioso son sistemas cognitivos interactivos y ajustan su sensibilidad a las interacciones con el entorno, el cual al ser reconocido activa y desencadena procesos de acción que no estaban predeterminados sino que dependen de la interacción momento a momento que se produce con el (entorno) ajustando su respuesta a las variaciones de este.
Por esta razón ambos sistemas presentan una gran plasticidad o variabilidad de actuación que no está predeterminada genéticamente.
Ambos sistemas también tienen en común el poseer memoria de largo plazo.
Información inmunológica también se codifica como información neural
El cerebro recibe las señales del sistema inmunológico transmitidas principalmente a través del nervio vago.
En este proceso las señales inmunológicas son transducidas en señales neurales que se propagan como potenciales de acción por vía axonal y dendrítica transmiéndose neuronalmente a través de las sinapsis.
Estableciéndose en redes neuronales de activación y de memoria. La señal inmunológica queda codificada entonces, como información neurológica.
Las señales inmunológicas que llegan al cerebro le informan que tipo de antígeno se trata, su origen ( bacteriano, viral, injerto o transplante, e inclusive antígeno tumoral), así también le informa como se está desarrollando la respuesta inmune, su magnitud y duración.
El sistema nervioso integra esta información en redes neuronales en la corteza cerebral a nivel prefrontal, parieto-temporooccipital y límbica, la ínsula, giro cingulado, el hipocampo, la amígdala, el hipotálamo en sus distintos núcleos, el tronco cerebral, el cerebelo, cada una de estas localizaciones con diferente nivel de complejidad de procesamiento y selectividad para las diferentes poblaciones inmunológicas.
Las señales inmunológicas que son convertidas en señales neurales son señales de identidad biológica, nuestro Yo Biológico . El sistema inmune en un proceso continuo reconoce la identidad de cada una de nuestras células y reconoce cuando esta identidad se encuentra en presencia de una identidad no propia.
Si la señal inmune se encuentra codificada como señal neural en el cerebro podemos llegar a la conclusión que permanentemente el sistema inmune ha estado informando sobre nuestra “historia de eventos inmunológicos” al cerebro y esta información se encuentra codificada en redes neurales de memoria de largo plazo las cuales sirven para que el cerebro pueda confrontar los nuevos desafíos antigénicos con los antiguos y actuar en consecuencia con mayor velocidad y efectividad.
En un proceso continuo el sistema nervioso central recibe información de la inmunidad, la procesa y envía la respuesta al sistema inmune modulando su actividad.
Codificada en redes neuronales, la información inmunológica es integrada a los eventos de procesamiento psicológico que se producen en el cerebro, tanto en lo cognitivo, como en lo emocional y conductual.
En los procesos de pensamiento y de imaginación el cerebro dispone de la información inmunológica.
Cuando hablamos de identidad psíquica o de nuestro Yo Psíquico, al tener también un sustrato neurológico, se encuentra codificada en redes neuronales. Creencias, valores, identidad cultural y social, historia personal, toda esta información es procesada por el mismo tipo de vías neuronales que procesan información inmunológica.
Integración Psicoinmunológica
Llegado a este punto podemos entender que nuestro Yo Biológico (Lo propio biológico) y nuestro Yo Psíquico (Lo propio psíquico) se encuentran codificados en el mismo sistema de información en redes neuronales y que el cerebro se encarga de fusionar y de integrar esta información en una Unidad Psicobiológica o Unidad Mente-Cuerpo.
A partir de esta comprensión podremos explicar como los pensamientos y las emociones influyen en la inmunidad. Y como los eventos inmunológicos influyen en la cognición, conductas y emociones.
Podremos comprender como eventos procesados en nuestro cerebro tienen su correspondiente correlato inmunológico y esto es recíproco.
La pregunta que cabe es: ¿Puede la relación médico-paciente ser
terapéutica por sí misma?
En la relación médico-paciente se produce un encuentro casi "mágico" entre dos personas; por un lado autoridad y por el otro receptividad y sumisión.
Todo lo que trasmita emocionalmente, diga o haga el médico en este contexto va a producir una impronta no solamente en la memoria del paciente sino también en su sistema psiconeuroinmunoendócrino que va a influir en la respuesta de su organismo al tratamiento y en consecuencia en su recuperación y en el tiempo que ésta demande.
Una relación médico-paciente empática y con calidez humana, con información, respeto por las creencias, con examen físico, ocuparse por la persona y sus vivencias, cosas tan sencillas como un saludo y una despedida cordiales producirán confianza en el tratamiento y en la recuperación, disminuirán los niveles de ansiedad y estrés, se sumará el efecto placebo al farmacológico de la medicina suministrada; todos los cuales activarán procesos psiconeuroinmunológicos que favorecen la salud.
Aquí el médico es la mejor medicina.
Más aún, en el largo plazo estos pacientes disminuirán la cantidad de consultas hospitalarias, todo ello con ahorro económico para la institución.
Por el contrario la relación médico-paciente con trato indiferente, frío y distante, sin información, casi hostil, producirá desconfianza en el tratamiento (efecto nocebo), ansiedad (por la desinformación), cólera (por el trato recibido), pensamientos y emociones negativos que perjudican su recuperación.
Estos pacientes van a convertirse en asiduos concurrentes a los servicios de consulta externa en busca de satisfacción a sus demandas de salud.
Asimismo presentarán mayor cantidad de sintomatología del estrés que los harán consultar a distintas especialidades con incremento de los gastos para la institución de salud.
Es decir que a igual caso clínico y tratamiento farmacológico, la diferencia para una mejor recuperación está en la buena relación médico-paciente por los efectos psiconeuroinmunológicos que ésta produce.
El reto planteado a los profesionales de la medicina está en cambiar la actitud respecto a la relación médico-paciente y no sólo verla como un modo de satisfacer al "usuario" y que disminuyan las demandas de mala praxis, sino también como un modo ético de ejercer la medicina y sobre todo por los beneficios psiconeuroinmunológicos que se obtendrán.
Los principales estudios sobre estrés crónico e inmunidad han sido
realizados en
Ellos han trabajado principalmente con dos modelos experimentales de estrés crónico, personas que viven en discordia marital, y personas cuidadoras de enfermos crónicos incurables como la enfermedad de Alzheimer. Asimismo han evaluado la relación estrés crónico e inmunidad en otros modelos.
Entre los hallazgos que relacionan la inmunidad con el estrés crónico realizados por diferentes investigadores se encuentran los siguientes:
Sanders 2005
La relación entre el estrés crónico y el cáncer es mediada por la disminución en la actividad de las células NK, el aumento de cortisol y catecolaminas que además de disminuir la inmunidad celular tienen un efecto directo en la promoción del crecimiento tumoral al estimular la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos) y las metástasis.
El estrés también disminuye la capacidad de autoreparación del ADN en el núcleo celular y estimula la apoptosis (muerte celular programada).
Estudios en pacientes que van a ser operados de tumores cancerosos muestran que el estrés prequirúrgico está relacionado a un aumento de las metástasis postoperatorias, esto se explica porque disminuye la actividad de las células NK encargadas de eliminar las células cancerosas residuales de la cirugía
En la revisión de Antoni (2005) " The influence of bio-behavioural factors on tumour biology: pathways and mechanisms" se muestra como los mediadores nerviosos y hormonales del estrés, las catecolaminas y los glucocorticoides pueden activar vías celulares dentro de los tumores que contribuyen a su crecimiento y progresión, sinergísticamente facilitan el crecimiento tumoral. Situaciones estresantes caracterizadas por incremento de catecolaminas y cortisol pueden tener un gran impacto en los procesos relacionados al cáncer.
Dr. Jorge Santiago
En el año 2004 (Meador y col) se publicó en Annals of Neurology un artículo que mostraba las pruebas científicas que existia lateralización cerebral en el control de la inmunidad en humanos, los investigadores de EU trabajaron con pacientes en los cuales se les había realizado cirugía cerebral para el control de la epilepsia, allí se comprobó que cuando la cirugía se realizaba en el hemisferio izquierdo se producía un descenso de las células inmunológicas, mientras que cuando se realizaba en el hemisferio derecho no se producían cambios o en algunos casos había aumento de las células inmunológicas.
En experimentos con animales ya se había visto que el cerebro tiene la función de regulación inmunológica y el hemisferio izquierdo es estimulador, mientras que el derecho es inhibidor, pero en humanos no se había comprobado aún.
Esta claro que en caso de lesión de un hemisferio va a predominar la actividad del otro.
A mediados del 2006 (Koch y col) se publicó otro artículo desde Alemania, esta vez en Neuroimmunomodulation, donde en un estudio retrospectivo de los últimos años los neurocirujanos comprobaron que los pacientes que habían tenido ictus o stroke localizado en el hemisferio izquierdo presentaban un mayor número de infecciones intrahospitalarias que los que presentaban la lesión en el hemisferio derecho, asimismo las células inmunológicas variaban si la lesión era de uno u otro lado.
Hay otros estudios en el campo experimental donde se han realizado lesiones estereotáxicas en animales en zonas localizadas del cerebro, en ambos hemisferios, y se ha encontrado que practicamente todas las áreas cerebrales, inclusive el cerebelo están implicadas en la regulación inmunológica.
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En el mismo artículo se muestra que la estimulación de la corteza parietotemporooccipital izquierda en ratas produjo aumento de los linfocitos T pero no de las NK y B, esto indica activación de los CD4, en otros trabajos muestran que la lesión de prefrontal izquierda produce disminución de las NK.
Lo que se conoce hasta hoy es que la lesión o estímulo de determinadas regiones del cerebro se relacionan con variaciones en la actividad de distintos tipos de inmunidad. Pero aún no existe un modelo y tampoco hay un mapa completo de las regiones cerebrales implicadas en la inmunidad.
Campos de acción de la Psiconeuroinmunología
Las intervenciones en Psiconeuroinmunología se suman a la terapia médica actuando sinérgicamente, mejorando la calidad de vida y favoreciendo la salud.
Psiconeuroinmunología relacionada a la salud
Factores como el amor, el optimismo, la esperanza, el efecto placebo, el buen humor, la risa, el soporte social y el altruismo, han sido estudiados en sus correlatos inmunológicos y fisiológicos, encontrándose que la actividad de las células T, B y NK mejora en relación a los valores basales, aumenta
Psiconeuroinmunología relacionada a la enfermedad
Así también se han estudiado las modificaciones inmunológicas y fisiológicas que producen los pensamientos y emociones negativos, como los estilos de pensamiento pesimista, la desesperanza, baja autoestima, ansiedad, cólera, depresión, estrés crónico, los cuales en todos los casos presentan valores alejados de los parámetros relacionados a la salud.
Psiconeuroinmunología como ciencia integradora del ser humano
Si bien